VICENTE MEDINA

 

    

 

 
 BIOGRAFÍA



Vicente Medina Tomás es er püeta y dramaturgo murciano mas universal. Tuvió nacencia n'Archena er 27 d'Otubre e 1866. E familia muncho humirde, esempennó los mas variaos trebajos: camarero, mancebo e botica y contable, pero no jué dista que trebajó n'er puesto e llibros y perórdicos que tiniba su páere n'er ban·neario d'Archena quando entró en contauto con los llibros y su inquietú por apriender l'allevó a astudiar por las noches.


Vevió y ejerció destintos trebajos en Cartagena, and'escrebió sus premieras obras. Partecipaba en la tertulia El Abanico, grupo d'er que salión Bartolomé Pérez Casas, Inocencio Medina Vera, José García Vaso, d'intre otros. Ingresó voluntario n'er servicio melitar y estuvió en Celipinas. Allí, en la refisa La Oceanía, que s'enditaba en Manila, vido por premiera ves prubicaos unos versos suyos qu'enrubricó con er mote M. Nadie.

Sinencambio, l'ésito que percanza con sus premieras prubicaciones en Cartagena y ripresentaciones treatales, en treatos como er Romea e la zudiá e Murcia, no l'aryúa en sus apuros económicos y apaicen los premieros sintimientos e tresmüar d'aires. Por estas fechas, es nombrao Cronista e Cartagena, reendita su popular obra dramática El Rento y comencipia a escrebir er llibro Poesía, ande ricoge sus mejores 60 composiciones. Ecide dirse a l'Argentina en 1908, su partía es sintía n'angunos círculos y los perórdicos ricogen su marcha incia América.

Dolío e murria, l'8 e marzo e 1931, allegó er viejo püeta a su terraje e nacencia, ande tuvió un caluroso arrecebimiento. En los deseguíos días se sucedión los banquetes, meneajes y fiestas n'Archena, Murcia y Cartagena. S'estala n'Archena, se merca una casa y una finca, desfruta d'er paisaje, sus negocios d'agricurtor y escribe angunas cosas, partecipa en tertulias y da conferencias. La pulítica l'engüerve, el mantiniba la curtura por encima e to "enseñar a leer, dar libros y después hablar de política". En las elerciones e 1936, partecipa artivamente en difensa d'er Frente Popular en mítines y conferencias, mantiniendo tosiempres una premisa: "enseñar al pobre y al oprimido a través de la cultura y él solo se defenderá".
 

Meneaje a Vicente Medina n'Archena en 1933


Riton·na nuevamente a l'Argentina en 1936, con er comencipie e la Guerra Cevil,  ande murió un anno dimpués, er 17 d'agosto e 1937, no pudiendo complirse lo que tanto diseó:


cuando mi horica llegue
quiero morirme en mi tierra
verla cerrarse mi ojos
y tener mi hoyico en ella


Hogaño escansan sus restos, junto a los e su mujer, en Rosario e Santa Fe (l'Argentina).

 
 

 OBRA

 

Vicente Medina jué uno e los premieros escrebiores murcianos que cautivaon la püesía llírica con l'enza e din·nificar er murciano y alenjarse d'er folclorismo e los traïcionales bandos panochos. Indemás, urtilizó un murciano mas castellanizao pa poer dal·le esturrie por to'r mundo hispano-hablante con gran ésito. Caraiterística jué tamién su priocupación por la premanencia y la conservancia d'esa llengua propia que diba esapaiciendo, sigún er püeta, por er "cosmopolitismo": "con las tradiciones (costumbres, oficios, fiestas, vestimentas, muebles, alfarería, telares, etc.) se va la lengua".

Su obra es mu variá y rica. Sinencambio, su trebajo prencipal, elogiao por escrebiores como Azorín, Clarín u Unamuno, sin llugar a dúas, es Aires Murcianos, prubicao en 1898 en Cartagena (anque desiguió incorporándole püemas dista bien entrá l'écada e los 20). Aires Murcianos es er testimonio d'un puel·lo rializao por un testigo sensible y previlegiao, una visión sintía y renchía e murria, llírica y rialista, d'un terraje y e sus gentes. E la mesma moa, Aires murcianos supone la ripresentación másima e l'álima murciana enfrentá a los impursos vitales mas dramáticos: l'amor, la muerte, la guerra, la probeza, las malencias, l'emigración, la sequía, las riás, etc. Sintimientos que curminarán en su mas conocío püema, Cansera, la mayor ripresentación e l'esaliento d'er güertano ante las arversïás. Prejundamente melancólico, tresmana esasperación y amargor frente a los continos reveses sufríos en la vía d'er güertano, verdaero compendio e l'obra melancólica e Medina, por lo qualo ha sío un püema conocío y tresmitío por varias generaciones e murcianos.

Como munchos püetas, su musa jué su gran amor Rufina Crevillén. Enjamás pudió orvial·la er püeta, ensonnó con ella y l'inmortalizó en sus versos, como alluego haría con Josefina Carretero, l'esposa e l'amor apacible, la compannera que l'adejó un vacío inmenso a'r perdel·la y a la qu'endedicó sus mas sintías elegías.

Vicente Medina sintió dende zagal una juerte atración por er treato, pero es en 1898, fecha d'escrebencia d'El rento, quando ecide cautivar un treato que rifleje las verdaeras costumbres murcianas despresás en su llengua sin intenciones bul·lescas, lo que causa, dimpués e l'estreno, una mu güena opinión en la crética. 
 

Te ricomendamos los deseguíos llibros e Vicente Medina:

     

    Aires Murcianos  



    Aires Murcianos. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia. 1985.



    El rento. ¡Lorenzo!. El calor del hogar. Academia Alfonso X el Sabio. Murcia. 2000.

 GUÁRDAME UN ROALICO *

     

    (A mi padre, muerto)



    ¡Ya escansas!....¡ya duermes,
    pa siempre, tranquilo!...
    Ya pa tí, ni trebajos, ni penas...
    Ya, pa tí, ni calinas, ni fríos...
    Ya estás al amparo...
    ¡Dichoso el que pasa bien pronto el camino!
    Ya estás ande llega lo mesmo el que corre
    que el que va espacico...


    ¡Ya escanas!... ¡Ya duermes,
    pa siempre, tranquilo!...
    Pa cuando mi cuerpo,
    pa no levantarse, se caya rendío...
    pa cuando, en mi horica, me llame la tierra,
    ¡guárdame un roalico!



    * Es costumbre, en esta región, el despedirse de los muertos con esta frase, echando, a la vez, un puñado de tierra en el hoyo.
     


    Cantao por José María Galiana.mp3
     

     

     

     

     

 CANSERA

     

    ¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas
    arroyás y pegás a la tierra;
    pa ver los sarmientos ruïnes y mustios
    y esnüas las cepas,
    sin un grano d'uva,
    ni tampoco siquiá sombra de ella...

    Pa ver el barranco,
    pa ver la laëra,
    sin una matuja... ¡Pa ver que se embisten,
    de pelás, las peñas!...

    Anda tú, si quieres,
    que a mí no me quea
    ni un soplo d'aliento,
    ni una onza de fuerza,
    ni ganas de verme,
    ni de que me mienten, siquiá, la cosecha...

    Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca
    pise más la senda,
    ni pué que la pase, si no es que entre cuatro,
    ya muerto, me llevan...

    Anda tú, si quieres...
    No he d'ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas,
    por esa sendica por ande se fueron,
    pa no volver nunca, tantas cosas buenas...
    esperanzas, quereres, suöres...
    ¡tó se fué por ella!

    Por esa sendica se marchó aquel hijo
    que murió en la guerra...
    Por esa sendica se fué la alegría...
    ¡Por esa sendica vinieron las penas!...

    No te canses, que no me remuevo;
    anda tú, si quieres, y éjame que duerma,
    ¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me espertara!...
    ¡Tengo una cansera!...

     

     

     

    Meneaje a Vicente Medina

     

     

     

     

     

     

     

     

    Barraca e Vicente Medina en Argentina

     

     

 LOS NÍOS SOLOS

     

    De dolor píando,
    que no hay quien los sienta,
    están en el güerto los ruiseñorcicos…
    azoräos vuelan
    alrëor de sus níos en onde
    ni siquiá un pajarico les quëa…
    ¡Qué píar y píar más amargo!...
    ¡dán una tristeza!...

    De las cosas que esjarran el pecho,
    te digo que es una pasar por la güerta.
    ¡ni siquiá un mocico!...
    ¡tóicos pa la guerra!...
    ¡las casas solicas!... ¡los padres llorando!...
    ¡se siente una pena!...

     

     

    Estauta e Vicente Medina n'Archena

     

 EL ABEJORRICO NEGRO

     

    ¡Más cerca me paece que está
    el hijo mío,
    cuando está más lenjos!
    A tóas las horas
    elantico e mis ojos lo tengo.
    ¡Clavo que en el alma
    traspasäo llevo!
    ¡Sombrica perene
    de mi pensamiento!...

    Dende que lo vide marcharse aquel día,
    pué que, por mi esgracia, pa nunca más verlo,
    ni ganas de verme me quean siquiera,
    ni como, ni duermo...
    Las noches enteras en vela me paso
    sin pas ni sosiego,
    y, en las horas mortales y negras
    que vivo muriendo,
    de llorar se me escurren los ojos,
    ¡de pensar se me erriten los sesos!...

    ¡Mentira me páece que llegue algún día
    que a mis penas encuentre consuelo,
    devolviéndome Dios aquel hijo
    tan sano y tan bueno!
    ¡Mentira me páece que Dios me lo traya,
    y que aprieten mis brazos su cuerpo,
    y que pueda su cara, entavía,
    comérmela a besos!...

    La lus de mis ojos
    perdiera por verlo;
    por sentir el soplico del suyo,
    perdiera mi aliento...
    Mi vida; mi gloria, tóico lo perdiera,
    ¡tó por no perderlo!

    ¡Cuándo será el día!
    ¡Cuándo querrá el cielo
    que se diga que hay gozo en mi casa
    porque él esté dentro;
    que se sienta reír porque él sea
    quien se esté riëndo;
    que se sienta cantar, porque él cante,
    como en otro tiempo!...

    A töas las horas tengo un sobresalto...
    a töas las horas por su suerte tiemblo;
    mil vueltas la sangre me dá ca minuto
    y mil y mil vueltas me dá el pensamiento...

    No tengo de él carta,
    ya cuatro correos,
    ¡d'aquel hijo mío
    que está allá tan lenjos!
    Sin carta... ¡sin vida!
    pa'l caso es lo mesmo.

    Y es morir, sin morir, esta angustia
    pa que sea mayor el tormento...
    ¡es arrebanarme, cachico a cachico,
    mi alma y mi cuerpo!

    Ayer me seguía,
    sin darme sosiego,
    un abejorrico
    mu negro, ¡mu negro!...
    y esta mañanica
    trempanico ha vuelto,
    corno si estuviera
    pa verme al acecho,
    y otra ves, sin parar, me ha seguío
    arriba en la casa y abajo en el güerto...


    ¡Con naïca s'iba...
    era lo mesmico que sombra del cuerpo,
    por lo pesaïco que estaba en seguirme...
    por su colorcico tan negro... ¡tan negro!
    Siempre a mi reorcico
    sus revoloteos,
    siempre en mis oídos su zumbío triste
    zurriendo y zurriendo...

    ¡El que yo lo entendiera paecía
    que era to su empeño!
    Se me helaba la sangre al sentirlo,
    temblaba de verlo,
    me atemorizaba...
    ¡Erizá me ponía de miedo
    y, entavía, na más de pensarlo,
    töa me estremesco!

    Delante e mis ojos,
    dende que lo he visto,
    s'atraviesa un velo,
    y fijo en el alma
    va ahogándome un peso...
    ¡Me páece que es mi hijo de cuerpo presente
    que lo llevo dentro!...

    Que Dios no me olvide; que no se me cumpla
    lo que me recelo;
    que el abejorrico no quiera decirme,
    con su colorcico, "vístete de negro";
    ¡que con su zumbío no venga a avisarme
    que mi hijo se ha muerto!...

    ¿Pa qué ya más vida, si pa él ya no vivo?
    ¿Pa qué ya más penas, si pa él ya no peno?
    ¡Que me lleve el Señor... ¡que me lleve,
    que con tanto dolor ya no puedo,
    y es, de tóicas maneras, morirse,
    el vivir, como yo, padeciendo
    sin una esperanza,
    sin una gelepa siquiá de consuelo!

    ¡Si esperando su carta he vivío,
    y ya no la espero!...
    ¡Que me lleve el Señor!... ¡Que me lleve
    pa bien de mi älma... pa escanso e mi cuerpo!

    ¡Qué trebajos habrá padecío!...
    ¡La idea me mata ca ves que los pienso!
    ¡Qué faltas! ¡qué angustias! ¡Qué esamparo el suyo!
    ¡Tan solo... ¡Tan lenjos!...

    ¿Ande irán sus piazos?... ¡No sabré, siquiera,
    ande están enterräos sus güesos!
    ¡Si lenjicos vivo,
    más lenjicos muerto!…

    ¡Ay, abejorrico, qué claro m'icías
    "vístete de negro"!
    ¡Ay, abejorrico, ya me tiés de luto!...
    ¡Ya me tiés de luto por fuera y por dentro!

     

     

     

 

 

____________________________________

© llenguamaere.com